viernes, 21 de febrero de 2014

Patrimonio intelectual

No lo puedo evitar. Voy por la calle juzgando, criticando para mis adentros sus estilos de vida, sus tendencias capitalistas, sus vocaciones sistemáticas. Los veo formar parte de algo y los odio, miro con cara de desprecio y una mueca de asco sus caras, sus vestimentas, todo lo que los rodea. Camino invisible a sus doctrinas, por callejones y avenidas, observando a mi alrededor y no veo más que sucios peones, marionetas sonrientes en su zona de confort. De todos los sexos, religiones, etnias y edades. Son el mismo perro con diferente collar. Me imagino que tendría que ser o como tendría que ser para formar parte de esa amalgama y pienso si quizás no seria mas feliz, pero no, no venderé mis ideales por algo tan banal como la felicidad, sofisma reiterado por el consumismo y el lavado cerebral televisivo. Sigo asqueándome con esa gente que se encuentra por la calle y finge interesarse por esos conocidos, no sabéis nada el uno del otro, fingís interesaros por trivialidades y todo para que, para sentir que formáis parte de algo, para sentir que no estáis solos, para darle un mínimo de sentido a vuestras insulsas, raquíticas y despreciables vidas. No puedo evitarlo, simplemente todo me repugna, el gris monótono de las calles, esos prototipos del capital, números en una tarjeta de plástico, no sois más que eso, alimañas desgastadas por las cadenas del capitalismo. Solo valéis como estadísticas, no sois más que dígitos y sonrisas falsas, chaquetas de marca, zapatos que respiran y para que, tanto consumismo para que llegue final de mes y seáis vosotros quien casi no podáis respirar y quienes os consumís en vuestras deudas y miseria. Y mientras, mientras os apartáis de mi por las calles, me veis como alguien que rompe vuestra comodidad, vuestra sociedad perfecta, un error social, alguien peligroso, pues no amigos, y digo amigos por no despreciaros con mofas elaboradas, yo soy un reducto, de los que no queremos callar, de los que no sucumbimos a vuestra homogeneización, de los que no nos rendimos por un mundo mas cómodo, de los que vosotros criticáis, somos y seremos los que nunca encajamos en vuestra realidad de algodón de azúcar rosa, somos la escoria con la que quisisteis acabar pero por mucho que lo intentéis volveremos a brotar. Somos los renegados, los que conservaremos esa llama de odio en nuestra mirada, esos con los que no queréis que se junten vuestros hijos, esos que cuando veis venir os cambiáis de acera, a los que miráis con aires de superioridad en la lejanía y les susurráis agravios, esos que cuando se acercan a vosotros calláis y rezáis para que pasen de largo. No somos peligrosos para vosotros, pero si para vuestros estilos de vida acomodados y aburguesados, no sucumbimos a vuestros finales felices de cuento y desenlaces de Hollywood, no nos tragamos toda la mierda con que nos han intentado convencer, no han conseguido lavarnos el cerebro, no han conseguido adormecer nuestras conciencias, nunca dejaremos de ser nosotros mismos, jamás seremos alguien prefabricado como vosotros, no seremos los autómatas que queréis que seamos.  

miércoles, 19 de febrero de 2014

Primavera hipocondríaca

Voy a hacer un pacto con las horas, que no pasen si tu estas, que no existan si te vas. Voy a ver las mariposas, ebrias de primavera, revolotear bajo el Sol dorado. Y las flores cantando aromas dulces en pétalos de gala, disfraces de carnaval policromáticos. Voy a ver el verde puro y natural, más brillante que nunca, romper los resortes del invierno, alzarse victorioso de su letargo, centinela adormecido de un pasado y frío gris. Voy a pasear por el campo mientras las golondrinas saludan en idiomas incomprensibles, contaré las nubes y su blanquecina estampa, ecos mudos de algodón forjado, sonrisas puras de vapor quebrado. Saldré corriendo cuesta abajo, cruzando mares de miel primaveral, sentiré el viento deasliñándome el pelo y acariciando mi dermis, sentiré un abrazo que se escurre bajo mi camiseta, sentiré un escalofrío cálido y mi piel erizándose, seré un dios sin Olimpo que olvidó su esencia, seré un loco corriendo en la pradera, seré un loco feliz, seré yo mismo, no seré nadie mas.