No lo puedo evitar. Voy por la calle
juzgando, criticando para mis adentros sus estilos de vida, sus
tendencias capitalistas, sus vocaciones sistemáticas. Los veo formar
parte de algo y los odio, miro con cara de desprecio y una mueca de
asco sus caras, sus vestimentas, todo lo que los rodea. Camino
invisible a sus doctrinas, por callejones y avenidas, observando a mi
alrededor y no veo más que sucios peones, marionetas sonrientes en su
zona de confort. De todos los sexos, religiones, etnias y edades. Son
el mismo perro con diferente collar. Me imagino que tendría que ser o
como tendría que ser para formar parte de esa amalgama y pienso si
quizás no seria mas feliz, pero no, no venderé mis ideales por algo
tan banal como la felicidad, sofisma reiterado por el consumismo y el
lavado cerebral televisivo. Sigo asqueándome con esa gente que se
encuentra por la calle y finge interesarse por esos conocidos, no
sabéis nada el uno del otro, fingís interesaros por trivialidades y
todo para que, para sentir que formáis parte de algo, para sentir que
no estáis solos, para darle un mínimo de sentido a vuestras insulsas,
raquíticas y despreciables vidas. No puedo evitarlo, simplemente todo
me repugna, el gris monótono de las calles, esos prototipos del
capital, números en una tarjeta de plástico, no sois más que eso,
alimañas desgastadas por las cadenas del capitalismo. Solo valéis
como estadísticas, no sois más que dígitos y sonrisas falsas,
chaquetas de marca, zapatos que respiran y para que, tanto consumismo
para que llegue final de mes y seáis vosotros quien casi no podáis
respirar y quienes os consumís en vuestras deudas y miseria. Y
mientras, mientras os apartáis de mi por las calles, me veis como
alguien que rompe vuestra comodidad, vuestra sociedad perfecta, un
error social, alguien peligroso, pues no amigos, y digo amigos por no
despreciaros con mofas elaboradas, yo soy un reducto, de los que no
queremos callar, de los que no sucumbimos a vuestra homogeneización,
de los que no nos rendimos por un mundo mas cómodo, de los
que vosotros criticáis, somos y seremos los que nunca encajamos en
vuestra realidad de algodón de azúcar rosa, somos la escoria con la
que quisisteis acabar pero por mucho que lo intentéis volveremos a
brotar. Somos los renegados, los que conservaremos esa llama de odio
en nuestra mirada, esos con los que no queréis que se junten vuestros
hijos, esos que cuando veis venir os cambiáis de acera, a los que
miráis con aires de superioridad en la lejanía y les susurráis
agravios, esos que cuando se acercan a vosotros calláis y rezáis para
que pasen de largo. No somos peligrosos para vosotros, pero si para
vuestros estilos de vida acomodados y aburguesados, no sucumbimos a
vuestros finales felices de cuento y desenlaces de Hollywood, no nos tragamos
toda la mierda con que nos han intentado convencer, no han conseguido
lavarnos el cerebro, no han conseguido adormecer nuestras
conciencias, nunca dejaremos de ser nosotros mismos, jamás seremos
alguien prefabricado como vosotros, no seremos los autómatas que queréis que seamos.
viernes, 21 de febrero de 2014
miércoles, 19 de febrero de 2014
Primavera hipocondríaca
Voy a hacer un pacto con las horas, que
no pasen si tu estas, que no existan si te vas. Voy a ver las
mariposas, ebrias de primavera, revolotear bajo el Sol dorado. Y las
flores cantando aromas dulces en pétalos de gala, disfraces de
carnaval policromáticos. Voy a ver el verde puro y natural, más
brillante que nunca, romper los resortes del invierno, alzarse
victorioso de su letargo, centinela adormecido de un pasado y frío
gris. Voy a pasear por el campo mientras las golondrinas saludan en
idiomas incomprensibles, contaré las nubes y su blanquecina estampa,
ecos mudos de algodón forjado, sonrisas puras de vapor quebrado.
Saldré corriendo cuesta abajo, cruzando mares de miel primaveral,
sentiré el viento deasliñándome el pelo y acariciando mi dermis,
sentiré un abrazo que se escurre bajo mi camiseta, sentiré un
escalofrío cálido y mi piel erizándose, seré un dios sin Olimpo que
olvidó su esencia, seré un loco corriendo en la pradera, seré un
loco feliz, seré yo mismo, no seré nadie mas.
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