sábado, 6 de enero de 2018

2018

Un nuevo año. Así empezaba mi primer escrito de 2014; en el que me abstraía, inundando mis pulmones de una nicotina ya hoy olvidada, tempus fugit, ya no estoy en la terraza, ya no tengo mis botas, ni siquiera vivo ya donde viví, ya no soy quien era ese día... pero sigo siendo el mismo, sin serlo, sin dejar de serlo.
Un nuevo año. Comienza el 2018. Mismo inicio para una historia muy diferente, una aún por escribir.
Vuelvo a rememorar mi pasado extenuado, sueño despierto en las galaxias neuronales de mis recuerdos oxidados, vuelo alrededor de épocas más sencillas, de días más inocentes...
Sigo trabajando en los cimientos de mi futuro, sin saber aún cuándo empezaré con el primer piso del rascacielos de mis sueños, sin haber descubierto estos aún... ¿será entonces mi vida la construcción de unos cimientos que soporten el peso de mis dudas e incertidumbres?
Sobrevivo, como lo he hecho siempre; por instinto, sin razones ni alicientes, sin vida.
Sigo levantándome, de mis rutinarias caídas y golpes, cada vez con más facilidad, cada vez con menos ganas, sigo y seguiré, soñando, durmiendo, amando, sufriendo, viviendo, por siempre, hasta la muerte, sin rendirme, sigo y seguiré... sigo y seguiré aunque sea nada más por seguir siendo, seguir siendo lo que fui... sigo y seguiré hasta que ya no sea, sigo y seguiré, siendo sin ser.