Harto de bucear en una vida de
intrínsecas premisas emerjo a un inframundo de tormentas
metafísicas, trasciendo la futilidad de la carne para alzarme austero
en un reino abstracto cuya forma es solo la sombra de mi soberbia, y
en la megalomanía de mis designios disecciono los axiomas que
conforman la amalgama de mi singularidad extrayendo desesperaciones
a las que aferrarme. Vivo con el temor de estar viviendo, de que esta
realidad mutilada sea el cadáver de nuestras utopías, vivo con el
temor de despertar un día y no tener ya nada ni nadie a quien amar.
Vivo con miedo a que todo se marchite menos yo, vivo con el terror de
ser la última cosa que me importe en esta vida.