viernes, 13 de junio de 2014

Mártir barroco

Me llaman oscuro, me llaman solitario, me llaman inadaptado. Me llaman muchas cosas y nunca me llaman para saber de mis tomentos.
Soy alguien único, y no por eso mejor, soy alguien único, por que nadie quiere ser así. Soy la mariposa de mi dolor, tinieblas que no se extinguen. Soy muchas cosas, para bien o para mal, soy muchas cosas, y nada en realidad. Las palabras rigen mis exasperaciones, sus lúgubres epifanías me deslumbran con una luz tan opaca que ni el crepúsculo de la felicidad resquebraja su mantra. Y en los océanos de idealismo suicida danzan las mas bellas creaciones líricas. Mi don es mi castigo, mis alhajas mi desesperación, pues cuanto más se ha perdido más innato nos es crear. Escribir se ha convertido en una adicción insana, en una fuga de pletórica ausencia, porque, cuanto más solo estoy, más próximas me son las palabras, y, cuanto más solo me siento, más cerca del edén me encuentro. Escribo por que no soy nada más, escribo por que anhelo la muerte y la inmortalidad, escribo porque es lo único que me salva de la vida, escribo porque soy escritor. Sólo ante las palabras y solo ante las palabras uno es quien realmente es.