He trobat un tresor que no existeix. Es
diu llibertat i no és el seu nom. Un dolor transfigurat, un calfred
infinit, una rialla intemporal. Una plenitud indesxifrable com estels
que fan pampallugues, un circ d'emocions, una orquestra de
somriures. Passejo pel camí del destí, despreocupat, feliç. Pas
rere pas, entre la llum, entre l'esperança, entre sospirs i carícies, entre la vida. Inspiro aromes dolços, de pa recent fet, de
flors eclipsades, de mar embravit, perfums inextricables, somnis
vaporosos... i ballo, saltant de rajola en rajola, de record en
record com qui no ha conegut mai el dolor, i fujo d'uns ulls capbussant-me en una mirada, escapo d'un somriure lliscant per uns
llavis deïcides, i els peons es tornen reis i reines, del seu propi
taulell, de la seva existència. El món mai més coneixerà el patiment,
una epidèmia d'estoïcisme s'expandirà per aquesta terra, una
malaltia espatllada; correrem com nens que mai han patit, brotarà la felicitat dels qui no tenen preocupacions, un amor impersonal.
I els arbres ens saludaran, agitats, entusiasmats, mentre els ocells
reciten poesies incomprensibles, i l'alba mai s'acabarà, i la foscor
no existirà. Creuarem els carrers cridant, cridant que som feliços,
que res ens pot enfonsar, que mai més ningú ens esgarraparà l'alegria, que ningú podrà fondre la il·lusió que hem forjat. I
d'equipatge un somriure i l'alegria, i viatjarem pels camps de la
ignorància, on la llum enlluerna i no cega, on la calor rugeix i no
crema, on el vent despentina i acaricia l'herba, on els somnis
llisquen entre les flors d'una eterna primavera. I dormirem, a
l'ombra d'un vell roure, entre els fils de llum que s'escapoleixen
entre ses fulles, i la brisa, còctel de mil perfums, ens extasiarà,
esborronant la nostra pell, inundant els nostres pulmons d'un
deliri d'aromes enredats. Les mans sobre aquell terra pedregós i
sorrenc, aspre i còmode, llit oníric, i l'herba, brotant entre els
dits, carícia artificial, eterna treva. Un formigueig a les
cames, un parpelleig despreocupat, una respiració submisa, un Elisi de
percepcions, un mar de pleonasmes acrílics, un quadre atípic, una vida que es consumeix, un món d'emocions que
exhaurir.
miércoles, 22 de mayo de 2013
miércoles, 8 de mayo de 2013
Reflexión de un maníaco
Caminamos, siempre estamos
caminando. Autómatas despojados de su humanidad, marionetas de la
química, vagabundeando por el blanco pasillo estéril, el pasillo
clínico de la dulce desesperación. Caminamos por el cementerio de
la soledad, el olvido menos metafórico que he conocido, la prisión
de los barrotes de cristal, el presidio del aburrimiento mas
exasperado que jamás conoceré. Maldigo cada eterno instante en este
lar, donde el Sol es el lujo de nadie, su calor que solo nos acaricia
a través de la vitrina que son nuestras ventanas, sin paño, para
que el viento sea solo el recuerdo de un suspiro que anhelamos.
Segundos como horas en este purgatorio, del que somos mártires,
eternidades de efímeros instantes, relojes congelados, relojes de
tiempo estropeado, tiempo que no avanza. Esta cárcel sin alambre
produce más locura de la que confina. Este insoportable aislamiento,
no hay un mundo fuera de este, no quieren que lo veamos... La rutina
es el pan del día, un pan duro, seco y común. Y si la rutina es el
pan, la locura es la especialidad del chef; una menestra de
trastornos, una sopa de condescendencia con trazas de bondad. Nos
tratan bien, como animales de zoo, un espectáculo, con nuestro más
tedioso defecto: tener conciencia... daría mi cordura por ser el
tigre inofensivo acostumbrado a su jaula, por ser la bestia salvaje
adaptada a la cautividad. Pero no puedo. Quizás mi cordura es lo que
me enloquece, quizás deslizarme entre estos prototipos
descatalogados sea mi heroica epopeya, pues sus cantos de sirena atrayéndome hacia sus arrecifes de demencia son sofismos corrosivos
difíciles de eludir. ¡Maldita sea! Donde esta el libre albedrío, aquí
solo veo normas impuestas, negaciones inflexivas y prohibiciones
crueles. Generalizar, uno de los pecados más grandes jamás
inventados, dejadme sentir de nuevo la libertad, dejadme calzarme de
nuevo mis zapatos y respirar de nuevo el aliento del mundo, el
murmullo de las calles, el aroma del gentío. Dejad que la realidad
me golpee con contundencia y la libertad me desgarre con su altruista
zarpa imparcial, dejadme ser el mendigo de todo antes que el rey de
nada. En estas camas no descanso, solo duermo, vuestra comida ni me
sacia ni me nutre, solo me da la energía que no quiero para seguir
soportando esta gota malaya, una tortura, una condena que me acerca día a día a una locura a la que me niego a sucumbir.
Confinado en Pandora,
quizás esto no es más que una pesadilla, un sueño vil que no llega
a su clímax, una espiral de decepción sin culminación aparente, un
confinamiento despótico cual campo de concentración, y concentrado
estoy, más que nunca, pues nada más tengo ni puedo hacer, solo este
aliado de grafito. No se nunca que hora es, el día apenas. Nunca creí
en el cielo, y sigo con esa convicción, pero ahora creo en el infierno,
pues solo me hace falta levantar la vista, y es que si esto no lo es, es el purgatorio, y si sigo errado es el preludio de estos. Nos
vendieron la antiutopía de que el infierno era una tortura eterna,
ahora entiendo que la tortura es la eternidad en sí, un concepto
difícil de explicar si no se sufre en las propias carnes... seamos explícitos; todos hemos sentido dolor físico, este es el que nos
recuerda que estamos vivos; nos amenazaron con un dolor insoportable
por toda la eternidad, es decir una vida de sufrimiento. Yo estoy
viviendo el desconsuelo de no vivir, sin libertad, sin dolor, sin
sentir. Al punto al que ansiara llegar; la eternidad, un concepto
aparentemente objetivo, mentira, no sabéis que es la eternidad. La
eternidad no es el tiempo infinito, es un tiempo que se hace
infinito, apenas una semana recluso más larga que mi corta vida de
dos décadas, joven y estúpido pensareis, si, pero objetivo y
desesperado, condenado por el delito de nacer, el pecado original.
Condenado por ser heterogéneo; por discernir de los cánones, por ser
alguien que repudia la enfermiza normalidad en el sentido menos
abstracto del vocablo. Una tara de la sociedad por ser crítico, por
ser conformista en lo que no esta socialmente aceptado. Una lobotomia
de amenazas, no dejarme salir hasta que cumpla sus requisitos,
obligado a ceder a sus ordenes y erguir una vida que no es vida. Chantajeándome con su tiránico poder impuesto, moviendo mis hilos
tras su antifaz de bata blanca, tomando las riendas de mi destino,
redirigiendo mi existencia y yo asintiendo en silencio, como un
esclavo, callando para recuperar mi libertad que es lo único que
deseo. Pocos acontecimientos rompen la monotonía que degüella mi
alma, ambos efímeros: las visitas y la noche; estas primeras me
otorgan una pequeña fracción del mundo exterior, me recuerdan que
tengo que seguir luchando y resistiendo, que la espera valdrá la
pena, mi segunda salvación; la noche, me exilia de la pesadilla
desterrandome al sueño, me acerca un poco más al fin de esta
penitencia antirreligiosa, me acerca a la vuelta a la realidad, una
pesadilla que cesa para dar paso al siguiente tedioso amanecer. Esta
es mi "vida" si se le puede llamar así, este es mi mundo,
el reino de los fantasmas de carne, la cruzada de la desesperación,
EL BLOQUE...
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