viernes, 28 de diciembre de 2018

Réquiem por un parpadeo

En las lomas, de los locos, vivo, vago y rezo, a un dios de lejos, lejos de mis creencias, de los que se y lo que soy. Languidezco pensando en la vida y esta me acaricia, besando la brisa de mis premisas, eclipsando los restos de mis ancestros. Me exijo, en el deseo de los poetas, un dolor digno de ser arte, odiarte o amarte, vivir sin matarme. Y en el frío invierno me siento abúlico en la nada, con la mirada clavada en un infinito falaz, un espejismo forzado... desfiguro mi realidad y expiro en el vacío, palpito el epitafio de mis formulas malogradas, el panegírico de mis exasperaciones. 
Nunca he existido, me repito para mi mismo, este espacio, este tiempo, este viento que me hiela lento, son solo éter en la inexistencia. Se que soy un demente, aunque siempre quise serlo, ahora me siento solo, y nunca más lo estaré; siempre cobijado en un mundo al que ignoro, siempre ignorado por un mundo apático.

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